domingo, 25 de septiembre de 2011

Me convertí en el cazador cazado.

Nunca te prometí mi exclusividad, y es cierto que siempre que tuve la oportunidad me esforcé por hacerte sentir excluída con cada intento tuyo por acercarte a mí. Tú no lo sabías, pero en el fondo me hacía gracia, porque yo ya sabía cómo acabaría todo y hasta qué punto te dejaría seguir, o al menos eso creía.
Lo que no pude pensar es que te cansarías, y que tú misma cambiarías las tornas, que me hablarías como siempre pero en el fondo pensando en hacerme daño, que pasarías de dedicarme sonrisas a dedicarme una total indiferencia, y, sobre todo, que eso me importaría y me cabrearía tanto.
Te he de ser sincero, no lo entiendo, de hecho, hoy todavía pienso que eres inmadura y que me aburres, pero aún así, no hay día en el que no me acueste no habiendo pensado en ti.
Pensé que no, pero supongo que me llegaste a intrigar hasta donde tú quisiste, y ahí dijiste basta, dejándome, tras mi constante fachada de indiferencia, totalmente indefenso y vulnerable a ti.

lunes, 19 de septiembre de 2011

¿Qué chalada firma esa cláusula?

Me los había puesto, me los había puesto de bien, y no con una tía, no. La coña era que tan tranquilo me contó que no lo consideraba cuernos, pues sus palabras un segundo después de yo haber maldecido a toda su puta estirpe fueron:
"pero nena, deberías saberlo, los gays son la laguna legal de la monogamia".