Me los había puesto, me los había puesto de bien, y no con una tía, no. La coña era que tan tranquilo me contó que no lo consideraba cuernos, pues sus palabras un segundo después de yo haber maldecido a toda su puta estirpe fueron:
"pero nena, deberías saberlo, los gays son la laguna legal de la monogamia".
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